miércoles, 16 de mayo de 2012

Howard Phillips Lovecraft. Parte II


Continúo rindiendo homenaje a este gran escritor con nombre de impresora. En la primera parte hablé de su vida personal y un poco por encima de sus ideas en su obra.
H.P. Lovecraft (de aquí lo de la impresora) fue un hombre atormentado, frustrado, inseguro, pero que supo ver como nadie (bueno quizá Poe también compartía con él esta característica) el miedo, el terror y las inseguridades más profundas del ser humano.
Obsesionado con el conocimiento prohibido, la culpa heredada, la idea de no poder escapar de los errores de los antepasados (por lo tanto, defensor del destino) y la preocupación por una sociedad cientificísta que nos descubriera verdades que no debieran ser reveladas. Pensaba que el papel del ser humano en el universo es tan insignificante e intranscendental, que si alguien se diera realmente cuenta de este hecho se volvería loco.
Defendía la idea de que la humanidad estaba constantemente amenazada y que existía un mundo onírico mucho más real que el nuestro.


Con estas ideas Lovecraft creó todo un panteón de dioses alienigenas que gobernaban el universo y muchas razas menores que lo poblaban. En una ocasión escribió: "Todos mis relatos están basados en la premisa fundamental de que las leyes, intereses y emociones de la humanidad carecen de validez y significado dentro del inmenso universo infinito."
Algunos de estos dioses son bastante conocidos como es el caso de Cthulhu, Hastur, Nodens o Hipnos, otros no tanto debido a su fonética (Sub-Niggurath, Ithaqua, Yog-Sothoth o el mismísimo Azathoth). En cualquier caso son seres infinitamente más poderosos y sapientes que los humanos y que suponen una amenaza para nuestro planeta y sus habitantes.
Mención a parte merece una creación de este escritor, y no se trata de ningún otro dios alienigena si no de un libro que se ha hecho muy famoso. Tanto que hasta se ha creído que existía realmente. Estamos hablando por supuesto del Necronomicón (que podríamos traducir como el Libro de los muertos) escrito por el árabe loco Abdul al-Azred, y que contenía los secretos para invocar a los poderosos dioses ya mencionados. Esta invención de Lovecraft llegó a tener su eco real según se cuenta. Una vez un estudiante gastó la broma de incluir su ficha en el registro de la Biblioteca General de la Universidad de California, en la sección BL 430, dedicada a las religiones primitivas. Así el Necronomicón fue pedido insistentemente (incluso por profesores). Se dice que Jorge Luis Borges creó una ficha sobre el mismo en la Biblioteca Nacional de Argentina, así como que en el catálogo de la Biblioteca de Santander (España) aparecía también una versión latina del libro.

                                                       El Necronomicón.
                              "Que no está muerto lo que yace eternamente,
                               y con los eones extraños incluso la muerte puede morir".

Y es que la huella que ha dejado este autor ha sido muy profunda y relevante incluso para la gente que desconoce su existencia. Su legado se hace notar en muchos escritores modernos como Stephen King, en el arte conceptual de las películas de Alien, en la historia y el mundo de Conan, en los monstruos y personajes de Hellboy, la historia de la La cosa de John Carpenter, el videojuego Alone in the Dark, la música de Metallica e Iron Maiden o en el director San Raimi en Posesión infernal y El ejercito de las tinieblas por citar una pequeña porción de ámbitos de influencia.


Bueno, termino ya este homenaje diciendo que Lovecraft murió y fue enterrado en su querída Providence en 1937,  y desde entonces el número de admiradores (entre los cuales me incluyo) ha crecido desmesuradamente y su obra ha influenciado a centenares de artistas. Espero que hayas disfrutado con las dos entradas de este genio de la literatura. Ale, espero vuestros comentarios... Ia! Ia! Cthulhu fhtagn!

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